En el Bicentenario de Bolivia y el último 6 de agosto como presidente, Luis Arce remarcó el legado de su Gobierno y las banderas que defendió durante su gestión.
“El legado más poderoso que dejamos es el inicio de la industrialización, como camino irreversible hacia nuestra independencia económica”, aseguró Arce.
Señaló que el Gobierno “sentó las bases de una economía de base ancha, diversificada, que puso en marcha un plan de industrialización para dar un salto cualitativo en el camino hacia un horizonte desarrollo con soberanía económica”.
Reconoció dificultades con la escasez de combustibles, presión sobre divisas y especulación de precios de algunos productos, pero sostuvo que son coyunturales y que no reflejan debilidad.
El mandatario también manifestó que, pese al ataque, logró plantear banderas, como mantener la subvención a los carburantes, la salud gratuita y los bonos.
“Siempre protegimos al pueblo a pesar de todo el sabotaje y complot. Sostuvimos la subvención a los hidrocarburos, no suspendimos la salud gratuita ni los bonos que nos ayudan a generar una redistribución más equitativa del ingreso”, dijo.
Enfatizó también que: “jamás vendimos la patria ni nos arrodillamos a ningún imperio, defendimos nuestro patrimonio y nuestros recursos naturales y los industrializamos”.
“Nadie podrá jamás acusarnos de que entregamos las riquezas de la patria a quienes pretenden ser los barones de litio en el siglo XXI”, acotó el presidente.
Arce sostuvo que el cambio estructural es imparable y que sus frutos se multiplicarán muy pronto.
“Invitó a todas y todos a mirar con la esperanza el futuro de Bolivia, marcado por su industrialización, avances, tecnológicos y protagonismo de las y los jóvenes. Una Bolivia que, pese a las dificultades, no se rinde. Unidad, compromiso y coraje hermanas, hermanos, no permitiremos que nos arrebaten las conquistas sociales”, manifestó.